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viernes, 18 de noviembre de 2011

Un tributo a la reforma

Chile ha sido destacado como el referente económico en Sudamérica, esto por su correcta política fiscal, solidez de sus instituciones y un amplio desarrollo industrial.
Este marco positivo ha sido remecido en los últimos años, debido a la creciente desigualdad social y escases de políticas que reduzcan la pobreza y protejan a la clase media.
Tenemos un ejemplo en el Gobierno de Michelle Bachelet, una administración netamente social que al final arrojó un aumento en la pobreza.
El auge social de este 2011 ha estado centrado en los desafíos en la educación, la falta de oportunidades y la reticencia a una nueva reforma tributaria que permita una mejor distribución.
En este escenario las pautas están claras, conseguir una mayor recaudación que permita políticas sustentables en educación y pobreza, entregando mayor oportunidades a aquellos marginados de la sociedad.
Debido a los desafíos que ocasionó el terremoto del 27F , el impuesto a la renta subió de un 18% a un 20% , esto para conseguir una mayor recaudación que permitiera levantar a las zona devastadas. 

Este aumento en el gravamen a la renta no significó consecuencias en el sistema económico, lo que desmitifica que un aumento de este tipo de impuesto atente contra la inversión y el crecimiento.
Chile desde 2010 pertenece a la OCDE, selecto grupo de países que buscan la cooperación económico entre ellos. En este marco nuestro país presenta cifras que resultan vergonzosas. Un coeficiente GINI de 0,5% que nos indica la gran desigualdad que ese evidencia en Chile.
Al momento de compararnos con la OCDE (GINI 0,31%) está claro el camino que se nos plantea, mejorar la distribución de ingresos, con mejores políticas y la única forma para conseguir esto es a través de reformas sociales, las cuales sólo se pueden ejecutar con una mayor recaudación. Por lo tanto una reforma tributaria es indispensable para aumentar las arcas del Gobierno. 
A esto hay que sumar que en comparación con este grupo tenemos el gravamente más bajo de renta.
En relación a la actual reforma tributaria, un síntoma no menor es su antigüedad, acuñada en la constitución del 80, la actual reforma no considera los desafíos que presenta nuestro país en la actualidad, urge una actualización de las leyes a los tributos, debido a la realidad y a las demandas que se evidencian en más de 110 marchas sólo en Santiago. Donde todos exigen lo mismo, mayor inversión del Gobierno en las problemáticas de la gente.
Un aumento del impuesto a la renta es descartado por el argumento que habrá mayor evasión, el problema está en la normativa que permite la elusión del tributo a la renta.
Incluso SII apoya la tesis de baja evasión, en sus estadísticas nos muestra que la evasiva sólo llega al 18% en relación al IVA y las nuevas políticas de control permitieron en 2010 reducir esta evasión en un 26%.
Por lo tanto es momento de dar un giro, de agrandar la billetera y permitir políticas sociales sustentables que combatan la pobreza y disminuya las altas tasas de desigualdad.
La evidencia empírica muestra que un aumento del impuesto a la renta de 2% no tuvo significancia en el rendimiento de la economía, esto acompañado por la baja evasión de tributos y las nuevas reformas que aportan a mejorar esta situación, nos revelan el momento propicio de aumentar los tributos.
Además el “colchón” del cobre permite ver el panorama a largo plazo de forma positiva, Chile crece y provoca envidia con sus políticas macroeconómicas en Sudamérica,  el país está bien, es hora de cuidar a las personas. 

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