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jueves, 27 de octubre de 2011

Cicatrices en deuda.

Esta madrugada la Unión Europea acertó la primera estocada contra la crisis en la Eurozona.
Los líderes europeos decidieron, junto con la banca,  elevar al 50% la reducción de la deuda griega, es decir un “perdonazo”  equivalente a poco más  de US$ 139.055 millones.
Esta resolución apunta a evitar el Default y combatir esta crisis del Euro, donde el nivel de deuda ha conspirado para sembrar dudas y enterrar expectativas.  
 Además en Bruselas se decidió por aumentar el fondo de rescate hasta cerca de US$ 1,3 billones, junto a esto, se estableció que los bancos europeos deben elevar sus pretensiones de capital hasta el 9% antes de julio 2012. Hasta entonces tendrán limitados el reparto de los bonos a la alta dirección y los dividendos para el accionista.
El parche ha llegado, a tiempo para detener la sangre pero no para evitar las cicatrices. Y es que el modelo se desgasta, permea inseguridad y desigualdad. Errores de unos pocos, decisiones de unos pocos y beneficios para los mismos. La intención no es destruir el modelo, sino cuestionar a sus protagonistas, su poca capacidad de reacción y la ausencia de humildad, para cultivar el aprendizaje macroeconómico, que prácticamente ha impuesto pautas con las últimas crisis.
Gobiernos incapaces de lidiar con industrias que manejan capitales de todos, administran el futuro (pensiones) en un juego donde la fiscalización casi no tiene asiento. Y no hablo de corrupción, sólo del poder, creando en el “lobby” nuevas formas de gobernar.
Cuando lo privado determina de tal manera el equilibrio social, debe nacer un cuestionamiento, sobre el cómo y el por qué. Un cómo que nos habla sobre el gran poderío de la banca, entidades que NO pueden quebrar y un Gobierno que se asegurará de ello. Incluso invirtiendo  dineros en privados, inversión que no busca estatizar sino impedir la caída de estos negocios, por “el bien mayor” (crisis subprime).
Es aquí donde nace el “por qué”, pensamiento crítico sobre lo que hemos construido y seguimos edificando, aquel sistema donde la avaricia de uno, sirve al bien común. La codicia, como buena pasión, se ha puesto el overol de albañil para construir un “nuevo orden mundial”. Donde los Gobiernos se ven imposibilitados de lidiar con las grandes entidades, que sólo desean ver mejores estados contables. Las reformas necesarias son puestas a dormir por aquellos responsables de aprobarlas, que curiosamente atentan contra sus capitales.
Esta crisis es política, social y económica, nos pertenece a todos. A los que ganamos en bolsa hoy con la gran subida en Europa e incluso a los que lidian con los aumentos en combustible y la incapacidad de encontrar una salida.  Esperemos no seguir sumando cicatrices. 

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